Un proyecto de emprendimiento agroecológico permite obtener 45 toneladas de alimentos de 10 hectáreas que estaban semiabandonadas

De ser un área medio abandonada poblada por nogales, salpicada de ganado disperso y azotada por la falta de agua, La Matilde, en el Valle de Traslasierra, en Argentina, se ha convertido en un paraíso del emprendimiento ecológico en el que hoy se extraen de diez hectáreas hasta 45.000 kilos de alimentos, se promueve la…

De ser un área medio abandonada poblada por nogales, salpicada de ganado disperso y azotada por la falta de agua, La Matilde, en el Valle de Traslasierra, en Argentina, se ha convertido en un paraíso del emprendimiento ecológico en el que hoy se extraen de diez hectáreas hasta 45.000 kilos de alimentos, se promueve la acuicultura para autoconsumo y hasta el estiércol animal se reutiliza para la mejora de los cultivos. Rodeando este oasis, una posada, un restaurante y una enorme extensión de terreno disponible para quienes quieran instalar su vivienda ecológica.

Esta transformación la ha hecho posible el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina que, en esta zona de la provincia de Córdoba, en el centro del país, impulsó lo que se conoce oficialmente como INTA Villa Dolores, un área para el emprendimiento en agroecología que, de ser un terreno yermo, está hoy salpicado de vid, frutales, olivos, nogales y distintos cultivos de hortalizas. Además, todo lo que se produce con este sistema contiene en al menos un 15% los costes, lo que aumenta la rentabilidad de las producciones.

 

Para que la tierra haya vuelto a ser fértil, esta iniciativa ha tenido que superar varios escollos. Uno, fundamental, la falta de agua en una zona en la que se han localizado reservas de agua subterránea que ahora permiten el riego por goteo. Además, a este recurso se suman varias excavaciones en el terreno que han sido impermeabilizadas para recolectar el agua de lluvia. Todo ello, no solo ha dado vida a los cultivos, sino que ha posibilitado la acuicultura para consumo personal.

Esta zona de emprendimiento agroecológico, que abarca sesenta hectáreas de terreno del Valle de Traslasierra, cuenta también con ganado caprino que no solo suma a este proyecto gracias a la leche que aporta, sino que lo hace con los excrementos, de los que se obtienen abonos orgánicos para que la tierra sea más fértil, aspecto que se potencia además con la siembra de pasturas que sirven de alimento al ganado, además de favorecer la preparación de abono.

“Cuando se logra un equilibro biológico, el mismo sistema neutraliza los inconvenientes que lo pueden afectar”, explica César Gramaglia, asesor del proyecto que opta por la transformación en origen de los alimentos para eliminar intermediarios y comercializar de forma directa. Así, las hortalizas se venden en fresco o en conserva, las plantas aromáticas y medicinales se desecan antes de introducirlas al mercado, al que también se ofrecen dulces de frutas y, en breve, aceite de oliva y vino orgánico.

Pero la iniciativa conocida como La Matilde va a más y, en sus alrededores, no solo contará con una posada de adobe y con un restaurante, sino que incluye una veintena de hectáreas con parcelas de 2.500 metros cuadrados de terreno para que, quien quiera vivir en este entorno, pueda hacerlo, eso sí, en viviendas totalmente ecológicas que, además, obtengan su energía de fuentes sostenibles.

Fuente: Ecoinventos