La importancia de comprar sabiendo a quién se ayuda

Coffe Town respeta el Comercio Justo y el 98% de los granos que adquiere proviene de cooperativas, pequeños productores y mujeres caficultoras Con la compra de un producto, los consumidores y empresas benefician a alguien. Muchas veces en ese acto simple no se detienen a pensar si se busca colaborar con la facturación de una…

Coffe Town respeta el Comercio Justo y el 98% de los granos que adquiere proviene de cooperativas, pequeños productores y mujeres caficultoras

Compran los productos en países de África con proyecto social

Con la compra de un producto, los consumidores y empresas benefician a alguien. Muchas veces en ese acto simple no se detienen a pensar si se busca colaborar con la facturación de una multinacional, con los ingresos de una pyme, una pequeña cooperativa, una empresa recuperada o una familia productora. Coffee Town es una marca que ofrece una gran variedad de café de todas partes del mundo y, como son tostadores, compran café verde sin tostar, priorizando los que provienen de pequeñas cooperativas o familias productoras, siempre respetando las reglas del comercio justo. Otra característica de la toma de conciencia social de este emprendimiento que incluye desde tres bares de café en suelo porteño hasta un Centro de Estudios del Café, es que priorizan la compra a haciendas lideradas por mujeres.

Analía Álvarez, licenciada Q grader, lo que la califica como especialista en café de alta calidad, junto a José Valés, son quienes construyen la marca Coffee Town, con mucho respeto y controlando en persona que cada grano de café haya sido producido en condiciones de trabajo dignas y a un precio justo. «El consumidor de café debe pensar a quien beneficia al beberlo. Elegimos a nuestros proveedores por una cuestión de calidad, pero priorizamos a las comunidades pequeñas, hacemos trato directo. Hay historias particulares de mucho trabajo detrás de cada productor y nosotros viajamos para comprobar que se cumplan todos los cuidados necesarios».

Esta experta en café cuenta que el plus que se paga por el fair trade o comercio justo al comprar los granos, va directamente a la comunidad que lo produjo, no va directo a una persona, y se debe reinvertir en obras con un beneficio comunitario. En sus viajes por Tanzania o Etiopía, vio con sus propios ojos como se creaban desde guarderías y escuelas para los hijos de las mujeres que trabajan en los cafetales.

El papel de la mujer en la producción de café es muy importante, por eso hay agrupaciones de mujeres cafeteras en todo el mundo. «El 98% del café que brindamos en Coffee Town proviene de cooperativas, pequeños productores y mujeres caficultoras. Se cultivan sin desmontar y afectar el ecosistema, utilizan un tratamiento de agua con secado al sol y no utilizan energía eléctrica, para hacer el proceso más sustentable», explica Analía Alvarez y agrega que respetan el sello Rainforest Alliance, que es una organización no gubernamental internacional que trabaja para conservar la biodiversidad y asegurar medios de vida sostenibles.

El café de alta calidad se recolecta manualmente, es más caro porque hay cuadrillas de trabajadores cosechando, frente a otros que tienen miles de hectáreas cosechadas por máquinas.

El origen es variado, desde Africa, Etiopia, Kenia, Tanzania, Uganda, India, Sumatra, Guatemala, Colombia, Brasil, hasta Chiapas en México, Perú. Todos estos recaudos a la hora de comprar y consumir tienen múltiples beneficios. «En las pequeñas comunidades, cada vez los jóvenes miran más a las grandes ciudades, y con poca formación, se van a engrosar los cordones de ciudades empobrecidas y no se quedan en los pueblos donde se necesita mano de obra. Al comprarles en forma directa, se los ayuda para que puedan retener a sus jóvenes en su pueblo», explica la creadora de Coffee Town.

Los amantes del buen café, pueden conseguir en Cofee Town el mejor café de Buenos Aires, justamente proviene de María, una hacienda brasileña que justamente eligió homenajearlas, pore ser ese nombre, el que más se encuentra entre las mujeres cafeteras. La copa cuesta $ 300, es un varietal taurina que tiene apenas un 0,3% de cafeína. Y en breve, están últimando los detalles para sacar a la venta otra joyita, que aún guardan bajo siete llaves.

Cuando un empresario toma conciencia de su papel en este mundo, puede ayudar a transformar las sociedades. Lo mismo pasa con los consumidores. Pero todavía la conciencia social no tiene un alto impacto en Argentina, a diferencia de otros países donde los extranjeros priorizan invertir su dinero en productos con sello Fair Trade. Una conciencia que avanza, de a poco, pero que va ganando adeptos en estas tierras.