EMPRESAS B: CAMBIANDO LA FORMA DE HACER NEGOCIOS

Es una tendencia en alza dentro del emprendimiento. Las Empresas B combinan lucro con responsabilidad social y medioambiental, apostando por una nueva forma de hacer negocios. En el país ya hay 80 de este tipo. Un nuevo concepto ha comenzado a sonar con fuerza en la mente de los nuevos emprendedores: las Empresas B.  Un…

Es una tendencia en alza dentro del emprendimiento. Las Empresas B combinan lucro con responsabilidad social y medioambiental, apostando por una nueva forma de hacer negocios. En el país ya hay 80 de este tipo.

Un nuevo concepto ha comenzado a sonar con fuerza en la mente de los nuevos emprendedores: las Empresas B.  Un nuevo tipo de compañía que asegura redefinir el sentido del éxito empresarial, combinando el lucro con la solución de problemáticas sociales y ambientales.

La idea nació en Estados Unidos y, paulatinamente, ha ido posicionándose en varios países de América Latina, entre ellos Chile. A nivel nacional, la organización sin fines de lucro “Sistema B” es la encargada de representar este nuevo concepto en el país y ya son 80 las firmas certificadas. Los exponentes nacionales de esta nueva tendencia aseguran que será la nueva lógica de hacer negocios en el futuro y, sentencian, quienes no se sumen hoy lamentarán la decisión en el desarrollo de sus compañías.

La historia

La historia de las Empresas B (B-Corporation en inglés) comienza en   2000, a raíz de un fallo judicial que obligó a Jerry Greenfield, uno de los dueños de la heladería Ben & Jerry’s, a vender la empresa al gigante comercial Unilever.

Cuando Unilever presentó la propuesta de compra, Greenfield la rechazó argumentando que él junto a su socio querían seguir manteniendo su independencia para crear una empresa sostenible, responsable con la comunidad, y amigable con los trabajadores, añadiendo que ellos no veían estos principios en la multinacional. Sin embargo, en Estados Unidos, primaba en ese momento la maximización de los beneficios de los accionistas de una empresa. En ese contexto, un tribunal decidió obligar a los fundadores originales a aceptar la oferta de la Unilever.

Mirando esa experiencia, los empresarios norteamericanos Bart Houlahan y Jay Coen decidieron desarrollar un nuevo modelo de compañía: un sistema que permitiera certificar a las mejores empresas para el mundo. Así nace el concepto Benefit Corporation, esto es, compañías que combinan el lucro con la responsabilidad social y medioambiental.

Soluciones sistémicas

Dentro de los principios centrales que promueven las Empresas B está el disminuir la pobreza, reconstruir comunidades, preservar el medioambiente y crear buenos lugares  donde trabajar.

“El gobierno y el sector no lucrativo son necesarios pero insuficientes para abordar los mayores desafíos de la sociedad. Los negocios, la invención humana más poderosa en el planeta, deben crear valores para la sociedad, no sólo para los accionistas. Los desafíos sistémicos requieren soluciones sistémicas y la comunidad de Empresas B certificadas ofrecen una solución concreta, de mercado y con escalabilidad”, sostienen desde Sistema B.

“En un tiempo más los clientes no van a querer  una empresa a la que lo único que le interese sea maximizar sus utilidades. La ciudadanía está exigiendo responsabilidad social y medioambiental”, afirma José Rehbein, miembro del equipo de la empresa Ecoenergías.

En Chile

En 2012, fundado por María Emilia Correa, Pedro Tarak, Gonzalo Muñoz y Juan Pablo Larenas, nace Sistema B, una de las primeras organizaciones latinoamericana en desarrollar y promover este concepto fuera de Estados Unidos. A la fecha, en el mundo hay 1.498 empresas certificadas como tales. De ellas, 188 son sudamericanas y 80 chilenas.

“Sistema B es una propuesta de cambio de la economía a través de generar vínculos humanos, con el sueño de construir una economía donde el éxito se mida por el bienestar de las personas, de las sociedades y de la naturaleza”, explican desde Sistema B.

En el país, algunas de las empresas que cuentan con esta certificación son: Triciclos, firma dedicada al reciclaje; Karün, compañía que fabrica lentes con redes de pesca y madera; Emprediem, organización que promueve el emprendimiento y la innovación; Algramo, dispensadores de comida a granel y Ecoenergías, dedicada a la instalación de sistemas de energía verdes.

“La certificación Empresa B es una  más por ahora, pero responde a una nueva exigencia por parte de los consumidores y de los ciudadanos de tener empresas responsables con su impacto social y ambiental”, asegura José Manuel Moller, fundador de Algramo.

Misma postura tiene Sebastián Salinas, de Emprediem. “Las Empresas B son hoy día una nueva forma de hacer negocios, pero más adelante va a ser la única. La ciudadanía está exigiendo un compromiso real por parte de las empresas con la sociedad y el medioambiente. Mientras antes se sumen las empresas, mejor, porque después se van a ver en la obligación de hacerlo o sus negocios van a pagar las consecuencias”, destaca este emprendedor.

“En un futuro va a ser crucial cambiar la lógica detrás de los negocios y las Empresas B son un muy buen reflejo de eso. Si no cambiamos la forma de hacer las cosas hoy, las empresas no van a poder ser rentables económicamente en el mediano plazo, porque no van a tener cómo operar, va a escasear la materia prima, los clientes no comprarán. El escenario se volcará en contra de ellos”, agrega Thomas Kimber, fundador de Karün.

“Este nuevo paradigma de hacer negocios se refleja en una herramienta de diferenciación y competitividad. Cada vez son más los consumidores que eligen los productos de estas empresas, las personas más talentosas eligen este tipo de firmas para trabajar y los inversores destinan su capital para que estas compañías escalen, buscando no sólo un retorno financiero sino que también social y ambiental. La forma de hacer negocios está cambiando”, aseguran en Sistema B.

FUENTE: LA TERCERA