Las cooperativas catalanas muestran su resiliencia a la crisis de la pandemia

La pandemia ha puesto a prueba algunos modelos de negocio. Entre los que se han reafirmado encontramos a las cooperativas, que han visto como su modelo de colaboración resiste mejor las crisis y, en concreto, ha sorteado con más acierto los efectos del Covid-19. En Cataluña hay ejemplos muy conocidos, como Caixa d'Enginyers en el…
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La pandemia ha puesto a prueba algunos modelos de negocio. Entre los que se han reafirmado encontramos a las cooperativas, que han visto como su modelo de colaboración resiste mejor las crisis y, en concreto, ha sorteado con más acierto los efectos del Covid-19.

En Cataluña hay ejemplos muy conocidos, como Caixa d’Enginyers en el sector financiero, o Coselva, una cooperativa de la provincia de Tarragona que ha cumplido 120 años y que comercializa frutos secos y aceite de oliva principalmente.

En el campo, las cooperativas catalanas lo han pasado mal en lo que llevamos de pandemia, «porque ha afectado a todos los sectores y nosotros no somos una excepción», admite Ramon Sarroca, presidente de la Federación de Cooperativas Agrarias de Catalunya (FCAC). Aun así, también considera que el cooperativismo ha hecho un buen trabajo y ha sido bastante resiliente a esta crisis causada por el virus, como en otras ocasiones en las que se ha superado «crisis muy importantes como la del pepino o la de los aranceles de Trump, aunque no ha habido nunca nada similar a la situación creada por el coronavirus». Asegura que «resiliencia es volver a los orígenes y en muchos momentos durante estos meses hemos vuelto a los orígenes».

Sarroca explica que «a nivel económico» la evolución es muy dispar. Hay sectores, como el de la fruta dulce que han experimentado un incremento de la demanda gracias a una subida de las exportaciones, y otros como el del vino, cuyo principal canal de distribución es el Horeca, ha estado muy castigado. «Estas cooperativas están sufriendo y nos preocupa la situación si la crisis no remite», lamenta.

A diferencia de lo que pudiera parecer, en el sector cooperativista las entidades no se apoyan entre sí, pero desde la FCAC «buscamos soluciones transversales como el acceso a subvenciones, los programas de ayuda de la Conselleria de Agricultura o el Ministerio…»

Para ilustrar este trabajo conjunto, Sarroca recuerda que durante los primeros meses de la pandemia se evitó que las fábricas y las explotaciones tuvieran que parar gracias a «una compra conjunta de equipos de protección individual y colectiva, dando información a los asociados sobre todo lo que iba ocurriendo y las medidas que se iban decretando desde los gobiernos» . Todo, sin olvidar que las cooperativas deben su existencia al cliente del territorio. «Ayudamos a la sociedad y a los pueblos, colaboramos con ONG y el banco de los alimentos y garantizamos la producción de productos alimentarios a la sociedad. El cooperativismo es un modelo de éxito y solidario», añade.

La dimensión importa

Del mismo modo, Sarroca expone que no todo se basa en reaccionar ante las crisis, sino en aprovechar los períodos de bonanza para prepararse para el siguiente reto. «Es importante que, para no encontrarnos en situaciones de crisis por falta de tamaño, lo que hacemos es poner encima de la mesa del Govern, a través del plan de competitividad, proyectos que se puedan consolidar para que las cooperativas ganen musculatura financiera y que les de capacidad de superar estos retos«, detalla Sarroca. «Intentamos que las cooperativas con proyectos de intercooperación ganen tamaño y, a partir de ahí, trabajar juntos para que se sostengan en caso de crisis».

También ha contribuido a su resiliencia el hecho de que las cooperativas son muy diversas. «No hay un único modelo empresarial, hay grandes entidades dedicadas a la exportación, otras más pequeñas encaradas al producto de proximidad, al consumidor final… La mayoría son multisectoriales y multifuncionales», explica Sarroca.

Durante los últimos años la cifra de cooperativas en Cataluña ha ido cayendo sostenidamente, aunque no porque hayan desaparecido, que algunas sí, sino porque se han ido concentrando. El director de Coselva, Pere Farré, apunta que durante la última década, la facturación de las cooperativas catalanas ha crecido un 30%, pese a que hay un 21% menos respecto a 2009, pasando de 246 cooperativas a 194El sector aglutinan 30.200 agricultores y ganaderos y aporta un 35% de la producción agraria. Farré compara el proceso con el sector bancario: «Si miras las estadísticas, cada vez hay menos bancos y empresas. El mundo se está concentrando, ha habido uniones para hacerse más grandes y fuertes. Lo mismo ocurre con las cooperativas en Cataluña», dice.

En el sector cooperativo financiero, en Cataluña destaca Caixa d’Enginyers. Su director general, Joan Cavallé, admite que 2020 «ha sido un año extraordinario», un año complicado que ha permitido comprobar el buen funcionamiento de la entidad y la buena valoración que sus socios hacen de la misma.

Caixa d’Enginyers

Según Cavallé, entre los puntos fuertes de su modelo está la transparencia, la resiliencia y la proximidad. «El valor que se crea se queda dentro de la cooperativa. Este modelo tiene mucha fuerza en tiempos de crisis, es muy resiliente, emerge en momentos de dificultades económicas por la solidaridad y la cooperación», explica.

En cuanto a la proximidad, Cavallé apunta que se entiende «la problemática del socio para ayudar a resolver sus necesidades». Para poner un ejemplo, dice que, fijándose solo en el Excel, muchas operaciones de crédito no se llevarían a cabo. «Nosotros revisamos cada caso y si vemos que es viable y esta creando valor lo aprobamos». «El enfoque está siempre en lo que necesitan los socios porque son los dueños de la entidad, los beneficios van para ellos y lo que queda se reserva para dar solvencia a la entidad», dice antes de afirmar que este «es un elemento diferencial respecto a otros modelos de negocio».

Cavallé define el servicio de su entidad como «transparente, honesto y que busca establecer relaciones de confianza aportando soluciones. Cavallé explica que antes del Covid-19 presentaron un plan estratégico con propuestas de digitalización para llevar a cabo entre 2021, 2022 y 2023, «toda una serie de planes de actuación para reforzar la digitalización se han activado ya». «En apenas cinco semanas teníamos el 95% de la plantilla trabajando a disposición del socio. Seguramente, sin el virus hubiéramos tardado dos o tres años más».

Inversión de 30 millones

La Generalitat ha diseñado una nueva convocatoria del Plan de Mejora de la Competitividad de las Cooperativas Agrarias (PMCC) para el período 2021-2023, que permitirá cofinanciar una inversión de más de 30 millones de euros, en los próximos tres años.

Los recursos se destinarán a cofinanciar proyectos de gran impacto en el sector agroalimentario, impulsando una producción más sostenible en el territorio catalán.

Los proyectos tendrán una fuerte componente de intercooperación e innovación, podrán crear y consolidar puestos de trabajo de calidad y potenciar la orientación al mercado, preservando el objetivo cooperativista de valorizar la producción aportada por las explotaciones de los socios.

Fuente: eleconomista.es