No queremos crecimiento, queremos desarrollo!!!

Hace algunos años, con ocasión de las protestas estudiantiles, leímos un cartel que concisamente explicaba todo el problema del país, tanto es así, que normalmente ocupamos dicha imagen en nuestras clases. Se trata del título de esta columna. Una manera de enfrentar esta problemática es por medio de las empresas B. Son múltiples los beneficios…

Hace algunos años, con ocasión de las protestas estudiantiles, leímos un cartel que concisamente explicaba todo el problema del país, tanto es así, que normalmente ocupamos dicha imagen en nuestras clases. Se trata del título de esta columna. Una manera de enfrentar esta problemática es por medio de las empresas B. Son múltiples los beneficios que otorgan estas Empresas para mejorar las estrategias en post de lograr resultados, contribuyendo con ello a impulsar un Desarrollo Económico Local (DEL) más armonioso.

Las Empresas B pueden entenderse como entidades que tienen como propósito central ocuparse de aspectos sociales y medioambientales, reconociendo que, sin dejar de ser rentables, pueden alcanzar fines relacionados con mejorar su entorno, desde diferentes perspectivas.

Lo anterior es paradojal en el contexto actual, donde los objetivos empresariales básicamente apuntan a generar criterios relacionados con crecimiento, competencia y obtener las mayores utilidades posibles, lo cual resulta legítimo en el sentido de que necesitan desenvolverse en la economía donde se encuentran inmersas, generando emprendimiento y -en algunos casos- innovación.  Sin embargo, es posible abrirse a analizar otros aspectos cualitativos  que pueden resultar significativos a la hora de alcanzar tales objetivos.

En este caso se presentan a las Empresas B como una alternativa al sistema económico, las cuales buscan cambiar el paradigma basado en “rentabilizar solamente a los accionistas”, pues redefinen la forma de enfrentar el mercado, mediante la incorporación de criterios de colaboración, resolviendo problemáticas asociadas a cuestiones sociales y medioambientales, haciéndose cargo de las vicisitudes  presentes en el entorno que les rodea.

Dentro de las premisas de las Empresas B, se encuentran alcanzar altos estándares de gestión y transparencia, permitiendo tener niveles de incidencia directa en el espacio-territorio donde se encuentren, por eso resulta interesante analizar su vinculación con el DEL, debido a que incorpora prácticas inclusivas ayudando a tener gobernanza y participación activa de su fuerza laboral, dando espacio para que sus trabajadores se sientan escuchados y tomados en cuenta a la hora de tomar decisiones.

En Chile se ha creado una instancia para las Empresas B, donde puedan tener una ventana abierta hacia la concreción de sus objetivos, implementando el denominado Sistema B, el que tiene la finalidad de aglutinar a todas estas entidades, estableciendo una certificación que cumple con estándares de entrada garantizando su posicionamiento en el mundo empresarial, creando incentivos para reflejar un espíritu de colaboración en el llamado “ecosistema emprendedor”.

El Sistema B opera desde Chile, incorporando experiencias tanto de nuestro país, así como también de otros como Colombia, Argentina y Brasil, sirviendo como referente para toda Latinoamérica.  La lógica de irrupción en el mercado de este tipo de empresa, obedece a la resolución de problemáticas globales, donde cada una aporta al entorno desde diferentes rubros.

En definitiva, las Empresas B presentan una verdadera oportunidad para entidades que siempre han querido aportar más allá de sus propios resultados, pero no se les había dado la posibilidad de hacerlo, ya sea por no tener las herramientas necesarias para animarse a cambiar sus rumbos de manera autónoma, o simplemente, porque no existía una alternativa destinada a incentivar la generación de cambios trascendentales. Hoy en día existe la forma de poder aportar directamente al DEL a través de la generación de conciencia transformadora, donde las Empresas B cumplen un rol fundamental para ejecutar acciones que sirvan para aportar de manera positiva a las economías locales, globales y en definitiva a mejorar el mundo que heredaremos a nuestros hijos.

Fuente: Lanacion 

 

*René Fernandez Montt es profesor del Centro de Estudios Organizacionales USACH. Ex Director de la Sociedad Chilena de Políticas Públicas.  

 

 


 

*Guido Asencio Gallardo es Académico de la Universidad de Los Lagos, MBA, Magíster en Ciencias Sociales (c) y Doctorando en Administración de Empresas.